sábado, 17 de enero de 2009

SEXO ORAL


El otro día alguien me preguntó cuál era el origen del sexo oral. Buena pregunta le respondí. ¿Por qué los humanos tenemos ese afán de practicar algo tan escatológico, visto claro está, desde una óptica fría? Imaginémonos ese acto sin la fiebre pasional. Imaginemos, sin pensar en el sexo, con ese contacto bucal con los órganos excretores de los desechos. En realidad es un riesgo de infecciones de todo tipo, aun habiendo la máxima higiene. Se ha demostrado que al haber contacto entre la mucosa bucal y las secreciones sexuales, se pueden contraer enfermedades de transmisión sexual, el SIDA e incluso cáncer de garganta u otras enfermedades como la hepatitis, herpes genital, candidiasis, etc. Entonces, ¿Por qué gusta tanto este tipo de actividad sexual? Desde los albores de la humanidad que se practica el sexo oral. Esto es algo que se podría comprobar desde la antigüedad, por ejemplo, con las feladoras en el antiguo Egipto. Estas eran un grupo de mujeres (que no siempre eran prostitutas) que practicaban la felación como arte y se pintaban los labios de un característico color para señalar su predisposición para este tipo de relaciones. Se dice incluso que también las tenía el faraón a su servicio para estimularlo y que estuviera dispuesto en el momento en que se iba a encontrar con su esposa. O bien podemos echar un vistazo a la vasija griega en que se ve a Atalanta consolando a Meleagro. Y sin ir más lejos el nombre dado al sexo oral masculino (felación) y al femenino (cunnilingus) devienen del latín, ya que este tipo de sexo era frecuente también en la antigua Roma. Incluso podemos verlo en las figuras y vasijas de la cultura chimú de Perú. Eso nos da una idea de lo extendido que está en el ser humano ese tipo de práctica. Pero, ¿todo ello es cultural? ¿O quizá tiene un sentido más primario?

Hace tiempo leí que uno de los motivos por los que existía el sexo oral, es por que éste tenía un sentido de posesión y de canibalismo. Es decir, el hecho de relacionarse pasionalmente con alguien destapaba ciertos recuerdos atávicos de cuando la antropofagia coexistía con el hombre. Así el deseo de poseer al partener haría que se nos despertaran aquellos ocultos y prohibidos deseos de comernos el objeto deseado, por eso se lleva el sexo de la pareja a la boca.

Aparenta ser buena teoría, pero yo me quedo con un más seria y antropológica también. Parece ser que todo está inscrito en nuestros genes y que nos lleva al mundo lejano de nuestros albores como humanos.

Cuando el homínido aprendió a cazar y comer carne, la práctica carnívora le llevó a conseguir más proteínas sin tener que estar buscando todo el tiempo alimentos, con lo cual se disponía de más tiempo libre. Este tiempo extra obtenido al cazar y comer carne se podía usar en explorar nuevos territorios en donde establecerse y que la caza, asimismo, fuera abundante. Al mismo tiempo se pudieron desarrollar mejores aptitudes cerebrales. Esa cualidad es algo que nos llegó al convertirnos en carnívoros. Cuantas más proteínas obtenemos, más alimentamos nuestro cerebro y éste es capaz de actuar más eficazmente y evolucionar a estadíos mucho más efectivos. Pero en fin, no quisiera extenderme por este lado porque es muy prolijo hablar de cómo conseguimos la inteligencia.

Pero sí continuaré diciendo que al poder cazar más y con mejores medios al disponer de herramientas mejoradas, las tareas se dividieron, quedando el macho sólo como cazador y la hembra como recolectora. (Que nadie se me escandalice si hablo en estos términos, pues me estoy refiriendo a unos seres que encaminaban sus pasos hacia la humanidad, pero que aun no se les considera del todo del género Homo Sapiens.)

Entonces para subsistir en el clan se necesitaban a los más fuertes y éstos eran los que mejor podían obtener alimentos. Tal cosa hacía que fueran asimismo los que más procreaban. Una vez procreado el hijo, las hembras necesitarían de la ayuda del padre para sacarlos adelante, pero habiendo una dura competencia en la elección de la hembra adecuada y añadiendo, además, que el cambio de postura al pasar a ser erectos escondía la vulva de la mujer, mantener a un compañero sólo dedicado a ella era tarea ardua. Pero la evolución solucionó el problema de diversas maneras. En primer lugar, ya que había cambiado la estructura física del cuerpo humano y escondido el sexo femenino, éste cambió de color y se mantuvo permanentemente hinchado, como en un celo continuo. Al mismo tiempo se hinchaban las mamas como si fuera una lactancia también permanente. Eso derivaba en que la hembra podía mantener al compañero más tiempo a su lado y alimentar mejor a su prole, dándole más posibilidades para sobrevivir. Al mismo tiempo el hombre entraba en una especie de celo permanente y siempre estaba dispuesto a procrear con aquellas mujeres que tenían la vulva roja e hinchada de manera constante. Me refiero a hinchada y roja en contraposición a que cuando el celo desaparecía la vulva se replegaba y tomaba un color más pálido y apagado. Eso lo podemos comprobar con los antropoides de hoy día.

Pero surgía un problema; cuando la hembra estaba en estado de gestación, o en el postparto, la naturaleza hacía que ésta rechazara las solicitudes del compañero. Entonces éste quedaba libre para buscar una nueva pareja, ¿Qué hacer? La evolución nos legó otra sabía solución. El aumento y la coloración de los labios vinieron a solventar el problema de los tiempos en que la hembra no era solícita con su compañero. Los labios aumentaron de grosor y tomaron una coloración roja dándoles la apariencia de una vagina en situación de celo. Esto propició el hecho de que los machos sintieran las mismas necesidades y las hembras no rechazaran las demandas sexuales, derivando el sexo de la vagina a la boca. Así seguían manteniendo al compañero atado con sus responsabilidades alimentarias y sin que saliera a buscar nuevas compañeras para la procreación.

Esta exposición que acabo de hacer no es más que una teoría también, de momento no hay nada refrendado. Pueden haber miles de explicaciones que nos echen algo de luz sobre el origen del sexo oral, quizá algunos se decanten más por lo psicológico o bien otros por lo escatológico. En fin, mi objetivo no era hacer un estudio ni ninguna disquisición sobre el particular, sino escribir un sencillo post, así que, sea cual sea su origen, esta práctica existe y creo que será por los siglos de los siglos.

Propicios Días.

Gilgamesh

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