domingo, 25 de septiembre de 2011

Un Restaurante en Vic: El Merlot


La semana pasada me encontraba en Vic visitando esa hermosa y milenaria ciudad, capital de la comarca de Osona en Barcelona. La idea era ir mostrando las cualidades artísticas e históricas de dicha localidad a un pariente llegado de Estados Unidos, pero la cuestión se tornó perentoria cuando arribó el momento de visitar otro de los tipismos de dicho municipio: El yantar. La comarca de Osona es bien conocida por los típicos embutidos de la zona, es decir, el fuet, la longaniza, el salchichón etc. que hacen la delicia del paladar. Eso es de sobra conocido, pero el mérito estribaba en dar a conocer, no sólo el embutido, sino la gastronomía típica de la comunidad autónoma, que es sabrosa y variada.
Nuestro objetivo a partir de aquel momento fue encontrar un lugar que cubriese ambos reconocimientos, es decir, un espacio que combinara la cocina tradicional catalana y el embutido local. ¡Ardua tarea, pardiez! Y más con la circunstancia agravante de que yo no conocía el panorama del condumio en aquella ciudad, sede episcopal. Así, que la mejor forma fue ir contrastando los locales más interesantes que encontrábamos a nuestro paso. Y he aquí que, como por arte de birlibirloque, alguien del grupo se acordó de un precioso y acogedor local llamado El Merlot, que le había sido recomendado hacía tiempo, Puestos de acuerdo todos, decidimos encaminar nuestros pasos hacia allí. Fue la mejor de las elecciones.
El Merlot es un local pequeño y muy acogedor, que funciona desde hace 25 años. Tiene una decoración de estilo rústico en la que predomina una serie de sincréticas colecciones de objetos antiguos de labranza, radios, botellas, relojes de pared, etc. pertenecientes a la familia propietaria del negocio. Este restaurante está inscrito en el rango de bodega con comedor y es atendido por dos simpáticas señoras, madre e hija, de una forma muy atenta y familiar.
Después de traspasar un largo y penumbroso corredor, apareceremos ante un pequeño y agradable comedor, presidido al fondo por un gran fogón de leña que está constantemente manejado por la señora de más edad del tándem que conforma la familia propietaria del local. Seremos atendidos en la mesa por la simpática y conversadora hija, que nos informará de las opciones de comidas de que disponen.
Una de las características del restaurante es su forma de servicio, principalmente de la chacinería, --todo de excelente calidad— de la cual podremos elegir de la sucinta carta el embutido deseado. Hasta aquí nada especial a destacar, pero entonces ¿Cuál es la diferencia con otros locales?
Ésta estriba en que el embutido que se sirve está pesado de antemano, esto es, que ofrecen la pieza entera y cobran por el peso de lo que te has servido. Por ejemplo, te sirven un fuet de un kilo y tú comes hasta decir basta, pero sin terminártelo; Pongamos que comiste 150 grs. Bien, pues eso será lo que te cobrarán: 150 grs. de fuet, de lo cuales te podrías haber comido 300 grs. o el kilo entero si lo hubieses deseado, que viendo lo sabroso que es allí el embutido, ganas no han de faltar.
Otra característica de servicio que se ofrece es el semi “Self Service.” Esta radica en que del menú del día te puedes servir la cantidad que gustes, comiendo de todo y hasta reventar. Interesante, pero hasta aquí tampoco habrá nada que se diferencie de otros “Self Service” dirán muchos. No claro, todo es lo mismo ya que se trata de una formula hoy día muy utilizada por los restaurantes chinos especialmente, pero el contraste con estos y otros del estilo es que uno tiene la obligación (muy ponderada por demás por la señora de la cocina) de terminarse todo lo que se pone en el plato. De lo contrario, serán cobrados tres euros de más por cada plato que no se haya vaciado totalmente. Es una forma sencilla y eficaz de evitar el derroche de comida y optimizar los gastos y ganancias del negocio.
La comida del menú diario la tomaremos de una mesa auxiliar al lado del hogar donde la señora de más edad cocina con esmero unos exquisitos y sabrosos platos de comida típica y casera. Los entrantes de aquel día estaban formados por legumbres y verduras cocinados de diversas formas y que se podían acompañar de dos excelentes y originales salsas de berenjenas y setas respectivamente. La señora del fogón siempre hacía un especial énfasis en que probásemos dichas salsas, ya que son recetas originales de su familia.
Tras servirnos y degustar los primeros platos (acordémonos de no dejar nada en el servicio si no queremos tener “problemas” con la señora a parte de pagar el excedente) pasaremos al fogón de leña donde la "jefa" está preparando las carnes asadas, acompañadas de enormes rebanadas de pan tostado. Nosotros allí pudimos escoger entre butifarras, carne de cordero, chorizos, salchichas etc. Todo conservado bien caliente al calor de las brasas. Para acompañar tan delicioso condumio es recomendable pedir un buen vino de cosecha propia, ya que se trata de un vino joven y agradable al paladar. Este caldo nos fue servido en porrón, el cual preferimos no utilizar por obvia falta de costumbre, por lo cual decidimos usar mejor los vasos. Y por último el postre. He aquí lo más curioso de todo. Fuera del menú podremos elegir un dulce de receta familiar que ha ido pasando de una generación a otra en la familia de las administradoras del negocio. Se trata de la Coca rellena de chocolate, que podremos pedir para varios comensales. De esto se encargará la señora de la cocina. Tras seleccionar el tipo de chocolate--- negro o con leche--- nos traerá una coca calentada al horno de leña. Entonces sobre una tabla de madera extenderá la coca caliente y colocará encima unas pastillas del chocolate seleccionado. Después de haber dispuesto dichas pastillas en toda la longitud de la coca las cubrirá con la otra media parte de la misma y comenzará a golpear las pastillas de chocolate a puñetazo limpio hasta fundirlo totalmente. (He de admitir que me impresionó mucho esta manera de fundir el chocolate.) Después cortará en porciones el dulce y lo servirá acompañado de vino de misa. ¡Una verdadera delicia para el paladar más exigente!
Fue una comida excelente, con un trato inmejorable y en un lugar encantador y, además, a un precio más que asequible. Nuestra visita quedó muy gratamente sorprendida y satisfecha. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, algo se puede pedir: caminar. Cosa que hicimos hasta llegar al Museo Episcopal de Vic, donde gozamos de las delicias pictóricas medievales que allí se atesoran. Pero esa ya es otra historia.
Una recomendación: Si alguna vez recalan en Vic, no duden de encaminar sus pasos a tan agradable y recomendable restaurante, lo encontraran en la dirección siguiente: El Merlot, calle Gurb, 87-91 Vic, Barcelona.
Si lo visitan les puedo asegurar que no se arrepentirán. ¡Qué lo disfruten!
Gilgamesh.

Ps.

Curiosamente he encontrado en YouTube un vídeo de cómo prepara la señora su coca de chocolate. ¡Qué aproveche!

COMO SE FUNDE EL CHOCOLATE DE LA COCA