Que la necesidad aguza el ingenio es cosa harto sabida, pero hay ocasiones en que queda demostrado de manera excepcional. Este es el caso del dominicano Jesús Leonardo, que vive en New Jersey.
Todos habremos visto alguna vez en nuestras ciudades a gente necesitada o no, hurgando en las ya obsoletas cabinas, en busca de alguna moneda olvidada. Pues Leonardo de 57 años, ha llevado ese tipo de búsqueda más allá y ha acabado ganando una verdadera fortuna, llegando a ganar casi medio millón de dólares.
Su campo de acción, obviamente, no son las cabinas telefónicas sino una casa legal de apuestas en el centro de Manhattan. Leonardo se dedica a recoger los billetes premiados que el despistado poseedor tiró a la basura creyendo que no había sido afortunado.
Lleva diez años haciendo este tipo de “trabajo” como él lo llama y según sus declaraciones, su “jornada de trabajo” es de diez horas al día. Esta ardua tarea le puede reportar entre 100 y 300 dólares diarios y más de 45000 dólares al año. Pero evidentemente para ello ha de comprobar los cientos o miles de boletos lanzados a la basura, los cuales en su práctica totalidad no están premiados. Pero de entre esos cientos siempre hay alguno que si lo está y eso le reporta a Jesús Leonardo, a parte de un dinero, una alegría increíble al saberse un hombre realmente afortunado. “Es literalmente dinero que me he encontrado” ---- declaró Leonardo.
Leonardo no es el único que ejerce de stooper, que es como se conoce a los individuos que se pasan el día recogiendo los billetes que otros tiran en las casas de apuestas o los hipódromos. Esta parece ser una ocupación bastante común, aunque Leonardo sería uno de los más afortunados.
Según sus propias declaraciones, publicadas en el periódico New York Times el 8 de diciembre del año pasado y reportado por el país en su edición de ayer día once, sus comienzos como stooper fueron casuales. Un día entró en un local de apuestas de carreras de caballos e hizo una apuesta.
Vio la carrera y estaba seguro que había perdido la apuesta y tiró su billete. Justo cuando iba a marcharse vio en las pantallas que se anunciaba una revisión de la carrera para investigar las posibles infracciones. “De repente el resultado había cambiado y había ganado 900 dólares”.
Entonces empezó la frenética búsqueda de su boleto por el suelo del local, las papeleras, etc. Pero el billete no salía por ningún lado, así que habló con la encargada de la limpieza y esta le dijo que no podía hacer nada, que si quería podía llevarse la basura a su casa y buscar allí. Leonardo aceptó y así lo hizo. No encontró su boleto premiado con 900 dólares, pero si halló otros dos también premiados y que juntos sumaban 2000 dólares. Desde entonces empezó a pensar que en la basura siempre podría haber algún billete afortunado y desde aquel momento se dedicó a buscar billetes con ahínco hasta el día de hoy. Y por lo que parece, no piensa dejar tan extraña pero lucrativa actividad.
Curiosa la forma en como se puede manifestar la fortuna. Eso si que es estar en el sitio oportuno y en el momento adecuado. Lo más curioso es que Jesús Leonardo vive de su ocupación y mantiene una familia con dos hijos adolescentes. Lo que me da pie a pensar que en Estados Unidos la gente o bien es en exceso despistada o bien las carreras nunca terminan cuando el primer caballo ha pasado la línea de meta.
Propicios Días.
Gilgamesh.
Fuentes:
--- The New York Times (edición on line) Artículo firmado por Vincent M. Mallozzi. Publicado el 8 de diciembre de 2009
--- Fotos: Earl Wilson para The New York Times
--- El País (edición impresa) Publicado el 11 de febrero de 2010.
1 comentario:
ME GUSTARIA SABER MUCHO MAS SOBRE TU INTERES POR ESTOS CASOS CONVENCIONALES
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