Muchos me tacharán de ignorante al no comprender y encontrar sentido al arte contemporáneo. Evidentemente quizá sí sea un ignorante al encontrar que muchas obras del arte actual son una tomadura de pelo o sencillamente se trata de algo que hoy día puede haber hecho cualquiera, sin tener la más mínima noción de arte, es decir, sin saber absolutamente nada de dibujo, pintura o escultura. Obviamente quienes realizan tales trabajos han de ser personas con una preparación total en bellas artes, pero curiosamente por el aspecto de sus obras parece exactamente lo contrario.
Quizá también sea cierto que no soy un entendido
en arte y que eso podría ilegitimizar mis opiniones sobre el mismo. Pero también, entonces, es bien cierto que algunos de los artistas de hoy día deberían ser ilegitimizados, puesto que ellos podrían dar la sensación de tampoco saber nada de arte. Pero la mía es la opinión del profano, la opinión de la persona que, sin conocer el arte, se maravilla ante una obra bien ejecutada, con técnica consumada y, obviamente, con arte. Por tanto mi sentir puede ser tan válido en el arte como la de cualquier artista contemporáneo en historia, por ejemplo, es decir, puede o no estar de acuerdo con una interpretación arqueológica o histórica, pero sin ser un especialista su opinión, al igual que la de muchos lectores, sobre una obra divulgativa decantará hacia un lado u otro el número de ventas. Con todo ello quiero decir, que realmente siempre quien tiene la última palabra es el consumidor final a quien va destinada una obra. Solo citaré un ejemplo de por qué el arte contemporáneo me parece en algunas ocasiones una soberana tomadura de pelo.
Cerca del Museo Miró, en la montaña de Montjuïc, en Barcelona, hay una especie de jardincito pequeño lleno de esculturas modernas, exageradamente modernas para mi concepto del arte. Todas esas esculturas me parecen de una simpleza singular que no transmiten, al menos a mí, nada en absoluto (lo siento por los artistas, pero es como yo lo veo) De todas ellas hay una que resalta por su aparente falta de esfuerzo y significado, se trata de una obra que se llama “El Trabajo” si no recuerdo mal (en realidad no sé si es ese su nombre, sinceramente no me acuerdo y bien podría ser otro) y que consiste solamente en una carretilla de trabajo con una cuantas cajas encima. ¡Por todos los dioses del Olimpo! Nadie me negará que eso no lo puede hacer cualquiera. En el mundo laboral miles de mozos de almacén elaboran esa supuesta obra de arte en el quehacer diario de sus trabajos y no por ello se intitulan a sí mismos como artistas. ---“Es que eres un ignorante patán y no sabes nada sobre arte moderno y conceptual, --- me diría alguien entendido en arte--- has de jugar con la idea que quiso representar el autor.” --- ¡Fantástico! --- respondería yo--- pero lo que quiso decir el autor solo está en su mente y sería jugar a una adivinanza con miles de variables el intentar acertar su idea al crear la obra, me parece absurdo. A mí, lo único que me transmite esa supuesta escultura, y todas las de su estilo, es una enorme sensación de estafa, al igual que cuando me planto ante un lienzo que está totalmente pintado de verde, con una impresionante ausencia de todo excepto esa tela de monocromática. ¿Qué arte hay en pintar completamente una tela de un solo color y nada más? ¿Qué sensación puede transmitir esa obra sino la de tomadura de pelo y desencanto? Para mí, el sentido que percibo de algunas obras de arte contemporáneo es el de sentirme defraudado.
Pero afortunadamente en el panorama del arte actual existen otros artistas verdaderos y que hacen que sus obras causen sensaciones muy distintas, es decir, que sus obras causan admiración, sorpresa y transmiten su mensaje fácilmente entendible por todos, sin recurrir a subterfugios conceptuales. Hay muchos de ellos, pero hoy quiero mostrar algunos trabajos de uno en especial: Denis Peterson.
Denis Peterson es un artista norteamericano poco conocido y que curiosamente no ha sido galardonado en ningún certamen. Aprendió a dibujar y pintar bajo la tutela permanente de su abuelo, que fue maestro de pintura y discípulo de Claude Monet. Peterson comenzó su carrera restaurando obras de pintura flamenca de los siglos XVI y XVII. Sus primeras se presentaron en diversas galerías y exposiciones, así como en el Museo de Brooklyn. Se trataba de pinturas fotorrealistas, siendo él el pionero de la corriente del fotorrealismo llamada hiperrealismo.
Para mí, este artista es un genio en mayúsculas, capaz de ejecutar sus obras de una forma insuperable. ¿Cuál es la característica que lo diferencia de los demás? La de ser un verdadero maestro en la pintura hiperrealista. Sus trabajos no dejan indiferente a nadie, porque son verdaderas obras de arte refinado y elevado a la enésima potencia. Viendo sus obras uno se maravilla de la capacidad representativa de este artista. Sus realizaciones son de un realismo tal que cuesta mucho distinguirlas de fotografías. Uno se rasca la cabeza dubitativamente intentando dilucidar si aquello que está viendo es realmente una pintura o una fotografía en HD y cuesta aún más creer que alguien llegue a producir algo tan sensacional. De acuerdo, tal vez no transmita sensaciones subliminales en el alma como otros artistas, pero llega a transferir a nuestros sentidos la agradable sensación de asombro ante un arte mayúsculo, y eso es más de lo que algunos artistas de hoy pueden obtener con sus obras. Hoy día parece que cualquiera pueda ser artista o escritor, pero lo verdaderos son caros de ver por escasos, y como más bien soy un lego en la materia, no me extenderé prolijamente y sin más preámbulos paso a presentar algunas de las obras de Denis Peterson, un artista que, sin entender de arte, me ha causado una indescriptible sensación de agrado y una admiración infinita. Quiero aclarar antes de terminar, que todas los trabajos expuestos aquí han sido extraídos de su página web y que la mayoría son obras de acrílico sobre tela. Juzguen por ustedes mismos y que levante la mano a quien no le cueste diferenciarlos de una foto o que le cueste creer que no son pinturas.
Que las disfruten.
Gilgamesh