martes, 11 de agosto de 2009

Pueblos de Playa Hoy

Hacía diez años que no iba a la playa de aquel encantador pueblecito costero en el Maresme. Sí, desde 1999 que no pisaba la arena y me metía en el mar de esa localidad. Mucho ha llovido desde entonces y la playa ha cambiado al igual que el pueblo. Antes se solía ver a los viejecitos del lugar, que en su juventud habían sido marineros pescadores de aquel pueblo costero. También se podía observar, como en otros muchos pueblos del Maresme, a los habitantes del propio municipio en las playas durante un día laboral, o bien a turistas acomodados de Barcelona que allí tenían su segunda residencia. Al turismo extranjero te lo encontrabas si ibas un poco más arriba de la costa. Grupos de ingleses, alemanes, italianos o franceses los encontrabas disfrutando de la zona alta del Maresme o bien ya en la Costa Brava. Hoy la cosa ha cambiado. Con la inmigración todo se ha masificado y donde antes veías lugareños de toda la vida, hoy sólo ves personal de allende los mares. Gente que nada tiene que ver con el pueblo y que desvirtúan todo el encanto que podría tener un pueblecito costero. Yo me pregunto, ¿Dónde está la gente del pueblo? ¿Dónde están los lugareños de toda la vida?
Antaño era una playa muy familiar y principalmente visitada por gente que vivía allí de toda la vida. Yo conocía a muchas de aquellas personas y había tenido cierta relación con ellas. Hoy que llegué, con la esperanza de reencontrarme con alguna de aquellas viejas amistades, solo me he topado en el pueblo con gente de otros países afincados allí, principalmente suramericanos. No encontré a nadie a quien yo hubiese conocido con anterioridad. Algunos tenían en su momento comercios; hoy o aquellos comercios han cambiado y en su lugar hay otro negocio regentado por un paquistaní o bien el que se encarga del viejo local es ahora un latino que nada tiene que ver y que es el orgulloso propietario. En fin, que me he quedado desagradablemente sorprendido, ya que los antiguos alcaldes de esa localidad en concreto, siempre habían intentado mantener un nivel alto de vida en el municipio, siendo el más costoso de todo el bajo Maresme. Un piso allí era bastante prohibitivo hace 10 años. En cambio hoy vive gente que en teoría estaba muy mal en sus países pero que aquí, curiosamente, les ha ido tan bien que hasta pueden comprar negocios y vivir en un pueblo caro, en su momento, hasta para los de Barcelona. No me explico que está pasando. Pero resumiendo, vuelvo a formularme la misma pregunta de más arriba. ¿Dónde está la gente autóctona? Porque para que esa gran cantidad de inmigración pueda ser absorbida se necesitan viviendas vacías y, si algo he podido comprobar, es que no se han hecho edificios nuevos por la zona. Ahora se parece más a un pueblo de la costa ecuatoriana o peruana que no a uno de la costa catalana. Es un misterio total. Pero en fin, parece que se hace real aquel viejo adagio: De fuera vendrán, que de tu casa te sacarán.
Propicios días.
Gilgamesh.

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