domingo, 11 de diciembre de 2011

La Sonda Voyager 1 y su disco de oro salen del Sistema Solar


El pasado 6 de diciembre la sonda norteamericana Voyager 1 alcanzaba el límite de la heliosfera---que es la zona que se encuentra dentro de la influencia del viento solar y su campo magnético, alcanzando los territorios de más allá de Plutón--- y desde allí no tardará más que unos meses, según la NASA, en alcanzar la heliopausa, entrando posteriormente en el espacio interestelar. La heliopausa es la divisoria que marcaría el fin de la influencia de Sol o heliosfera. Es decir, un punto donde el viento solar de nuestro astro entroncaría con el viento solar de otras estrellas o bien con el espacio interestelar.
La sonda Voyager es, hoy por hoy, el objeto artificial más lejano del planeta Tierra, habiendo viajado hasta ahora unos 18.000.000.000 de kilómetros, alcanzando las regiones más allá del Cinturón de Kuiper, a una velocidad actual de 17 kilómetros por segundo, velocidad que había sido incrementada debido a los tirones gravitacionales asistidos de Júpiter y Saturno. El cinturón de Kuiper es un enorme grupo de cometas y protocometas que, situados a una distancia de alrededor de 50 a 100 Unidades astronómicas (Ua.), giran en órbita alrededor del Sol. La UA o Unidad Astronómica es una medida de longitud que toma como referencia la distancia aproximada de la Tierra al Sol, es decir, más o menos unos 150 millones de kilómetros (149.597.870 kilómetros.)
Gracias a los últimos datos enviados por la Voyager 1 desde la actual zona del sistema solar en donde se encuentra, los científicos han podido constatar que allí el viento solar es más lento y que se expande en esa región de manera errática. Los datos, que desde el Voyager tardan unas 14 horas en alcanzar los sistemas de recepción de la NASA, también informarán de las mediciones obtenidas directamente sobre las condiciones del espacio interestelar una vez la sonda haya traspasado la heliopausa. Esos informes podrán facilitar una cantidad importante de datos sobre el origen del Universo.
Las Voyager 1 y 2, son dos sondas gemelas que fueron lanzadas entre el verano y el otoño de 1977 con el objetivo principal de recabar información sobre los grandes planetas exteriores de nuestro sistema solar y llevar noticias del planeta Tierra a una eventual y posible civilización alienígena que encontrara a su paso desde su salida del sistema solar.
Voyager 1 llegó a realizar las primeras fotos de Júpiter a los dieciséis meses después de su lanzamiento, es decir, en enero de 1979, con una aproximación máxima de la distancia al planeta de 278.000 kilómetros. El tirón gravitacional de Júpiter lanzó después a la sonda en dirección a Saturno, alcanzando la máxima proximidad a este planeta en noviembre de 1980 (con una distancia de 124.000 kilómetros.) La Voyager 1 envió entonces preciosos datos sobre la atmósfera de Saturno y sobre la complicada estructura de los anillos que circundan al gigante gaseoso.
Pero si hay algo que vale la pena resaltar de las sondas Voyager, es que ambas van dotadas por sendos discos de cobre cubiertos con una capa de oro con una valiosísima información sobre la cultura y diversidad terrestre. Como se ha dicho más arriba, una de las misiones de las sondas era llevar noticias de nuestro planeta a los confines del universo y para ello se grabaron dos discos idénticos de cobre bañados en oro con datos, imágenes y sonidos de la Tierra. El disco musical lleva el nombre genérico en inglés de Sounds of Earth.
El exobiólogo Carl Sagan dirigió una comisión de la NASA que se encargó de seleccionar integramente el contenido de esos discos, y en ellos podemos encontrar durante hora y media de duración todo tipo de información, desde la localización de nuestro sistema solar a información sobre el Sol, nuestra estrella; desde imágenes de los planetas que conforman nuestro sistema solar a descripciones de nuestras ciencias, tales como la física, la química o las matemáticas, etc.; datos sobre la anatomía humana y ADN de los seres vivos de la Tierra. También hay imágenes, constituidas mayormente por un grupo de unas 118 fotografías del planeta Tierra y sonidos, compuestos por 55 saludos en diferentes idiomas y canciones de varios lugares de nuestro planeta y en distintos idiomas también, como por ejemplo: el Concierto de Brandemburgo, una canción de iniciación para niñas pigmeas del Zaire, el tema Johnny B. Goode de Chuck Berry, El Cóndor Pasa de D. Alomía Robles, etc.
Mucho reniegan hoy día algunos de que se enviara semejante caudal de datos sobre nosotros a un destino desconocido, alegando la peregrina idea de que podrían caer en las manos equivocadas, es decir, en manos de alguna civilización depredadora. Pero todo esto no deja de ser más que una elucubración carente de toda base científica, la cual daría para varias entradas y que por ahora aquí vamos a soslayar. La cuestión es que laVoyager, una vez haya traspasado el umbral del sistema solar, se dirigirá hacia la estrella más cercana a nosotros, Alfa Centauri, que se encuentra a cuatro años luz del planeta Tierra. Pero tranquilos, no debemos temer a los posibles habitantes que pudieran albergar los presuntos planetas de aquella estrella, puesto que nuestra Voyager, a la velocidad actual que desarrolla, tardará todavía unos 74.000 años en llegar, tiempo suficiente para que cuando la encuentren y logren descifrar todos sus entresijos, nosotros y todos nuestros descendientes hayamos ya desaparecido o incluso la humanidad entera.
Como enlace les dejo una web muy bien lograda con todo el contenido de los discos de las Voyager, incluídas las imágenes y el audio de los saludos y la música grabados en el disco. Que lo disfruten.
Gilgamesh.
Enlace:
Contenido del disco de la Sonda Voyager 1

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