lunes, 28 de diciembre de 2009

Animales Extraños de la Prehistoria


Hace unos meses subí un artículo sobre los animales más extraños que, a mi juicio, se podía encontrar hoy día. Esta vez voy a complementar aquel post con otro sobre algunos de los animales más extraños, principalmente de la época de los grandes mamíferos, el terciario, aunque también mostraré algunos de antes de los dinosaurios, seres que vivieron en la época denominada Pérmico.
El terciario fue una época de transición y al principio de ésta se podía encontrar animales a medio camino entre los dinosaurios y los mamíferos. El aspecto de estos desaparecidos seres era de lo más estrafalario y en ellos podemos comprobar hoy día como la naturaleza y la evolución han estado haciendo su trabajo y cuales han sido sus pruebas de diseño para la adaptación. También se puede evidenciar a las formas que se desestimaron y las que acabaron siendo aceptadas.
Los dinosaurios desaparecieron hace 65.000.000 de años, en el período Cretácico de la era geológica conocida como el mesozoico o secundario y los mamíferos ocuparon el nicho ecológico que estos dejaron vacante.
Como dije también en otra parte, la Tierra tiene una edad estimada de 4.500 millones de años y esta inconmensurable edad los geólogos la han dividido en eras, que a su vez lo han sido en períodos.
Así tendríamos que las eras se dividen de este modo:

--- PRECÁMBRICO dividida en:

Arcaico: ( 4.500.000.000 años) Primeros animales unicelulares, tipo bacterias y algas azules, que aparecieron al final de este período.

Proterozoico: ( 2.500.000.000 años) Primeros animales multicelulares, como medusas y gusanos.

--- PALEOZOICO o Primario, dividida en:

Cámbrico: (590.000.000 años) Primeras algas rojas y verdes y abundancia de trilobites.

Ordovícico: (505.000.000 años) Grandes cantidades de Trilobites, braquiópodos, gasterópodos, etc.

Silúrico : (438.000.000 años) Invertebrados marinos y primeras plantas terrestres.

Devónico : (408.000.000 años) Aparecen los primeros helechos, con aspecto de árboles y los primeros insectos no voladores y las primeras arañas y ácaros.

Carbonífero: ( 360.000.000 años) Enormes cantidades de licopodios.
Primeras coníferas y ginkos. Se comienzan a extinguir los trilobites y desaparecen los graptolites.
Aparecen los primeros reptiles.

Pérmico: ( 286.000.000 años) Abundancia de helechos y coníferas.
Extinción de los trilobites. Reptiles parecidos a mamíferos que posteriormente derivarán en
mamíferos propiamente dicho.

MESOZOICO o Secundario, dividida en:

Triásico: (248.000.000 años) Extinción de helechos con semilla. Auge de ammonites. Aparecen los primeros Arcosaurios, antecedentes de los dinosaurios.

Jurásico: (213.000.000 años) Apogeo de los reptiles (lagartos, serpientes, etc.) y de los dinosaurios.

Cretácico: (144.000.000 años) Extinción de los dinosaurios. Evolución de algunos hacia las modernas aves. Los mamíferos, de menor tamaño, enfilan el camino evolutivo. Apogeo de los
terápsidos.

CENOZOICO dividido en:

TERCIARIO, a su vez dividido en:

Paleoceno: (65.000.000 años) Formación de vastas selvas y bosques en las zonas tropicales. Inicio de las primeras formas evolucionadas de mamíferos.

Eoceno (55.000.000 años) Desarrollo de los grandes mamíferos. Aparecen las angiospermas.

Oligoceno (38.000.000 años) Evolución de los mamíferos a clases superiores.

Mioceno ( 25.000.000 años) Las aves están en su mayor apogeo. Aparición de los mamíferos superiores actuales.

Plioceno (5.000.000 años). Extinción y desaparición de muchas de las especies, dando paso a los animales más y mejor adaptados.

CUATERNARIO, a su vez dividido en:

Pleistoceno (2.000.000). Primeros homínidos que encaminarán su evolución hacia el hombre.

Holoceno: (100.0000 años) Aparición del hombre como tal y las primeras civilizaciones. La actualidad.

Como podemos comprobar en esa sucinta tabla, los animales mamíferos hicieron su aparición en el Cretácico, pero no será hasta el terciario cuando consigan ocupar los nichos ecológicos que dejaron los grandes saurios.
Las formas de evolución fueron de lo más diversas y muchos de aquellos animales fueron los antepasados de infinidad de especies actuales. Pero otros desaparecieron sin dejar descendencia y sin saber realmente cual fue su función y su taxonomía.
Veamos ahora algunas de aquellas especies y asombrémonos con la capacidad creativa y de adaptación de la Naturaleza.
Antes de los dinosaurios propiamente dichos podríamos encontrar animales tan extraños como los terápsidos y los cinodontos. Veamos algunos:

Robertia, Kannemeyeria y Thrinaxodon:

Robertia apareció a finales del Pérmico y sus restos se han encontrado principalmente en Suráfrica. Medía unos 45 cms. de longitud y era herbívoro. Pertenecía a la clase de los dicinodontos ( dos dientes de perro) y mostraba un pico córneo como el de las tortugas actuales.
Kannemeyeria apareció más tarde que el anterior, ya que sus restos se han encontrado en estratos pertenecientes al principio del Triásico. Las zonas donde se han encontrado sus vestigios son Suráfrica, India y Argentina. Este animal podía llegara a medir hasta tres metros de longitud y tener el tamaño de una vaca. También era un dicinodonto y era herbívoro. Lucía, al igual que Robertia, un pico córneo de tortuga.
Thrinaxodon era carnívoro y su aspecto era parecido al de un mamífero. Era capaz de correr velozmente, cosa que lo demuestra la postura erecta de sus patas posteriores. Pertenece a la misma época que Kannemeyeria y sus restos fueron encontrados en Suráfrica y Antártida. Medía unos 50 cms. de longitud.



Megatherium y Peltephilus:

Megatherium pertenece al Pleistoceno y se han encontrado huesos de este animal en Patagonia, Bolivia y Perú. Aunque parezca imposible, este animal era antepasado de los actuales perezosos de Suramérica. Su envergadura era gigantesca; podía llegar a medir hasta 6 mts de longitud y pesar tres toneladas. Aunque su volumen era enorme, era capaz de erguirse sobre sus patas traseras para alcanzar las ramas más altas.
Peltephilus oscila entre el Oligoceno y el Mioceno. Pertenece a la familia de los Dasipódidos y es antepasado de los actuales armadillos. Se han encontrado sus restos en la Patagonia. Llegó a medir hasta 60 centímetros de longitud. Al poseer grandes dientes del tipo de los caninos, los científicos son de la opinión de que Peltephilus podría haber sido carnívoro o carroñero. Otros científicos opinan que en realidad se trataba de un Herbívoro. (Vizcaino y Farina, en Dieta y Locomoción del Armadillo Peltephilus, Revista Letahia 1997)


















Desmostylus y Prorastomus:

Desmostylus pertenece a la familia de los Desmatofócidos, familia de leones marinos primitivos. Era carnívoro y tenía forma de hipopótamo. Vivió en el Mioceno y se han encontrado restos en Japón y la costa oeste de Norteamérica. Tenía una longitud de 1’8 metros.
Prorastomus por su parte, pertenece al orden de los Sirenios y sería una antepasado de los actuales manatíes. Este tipo de animales vivió a mediados del Eoceno, pudiéndose encontrar sus restos en Jamaica. De esta especie, sólo se ha encontrado un cráneo, partes de la columna y algunas costillas. Debió medir unos 1’5 metros. El aspecto de su cráneo informa que no estaba todavía adaptado a la vida acuática.
















Eobasileus y Arsinoitherium:

Perteneciente a la familia de los Uintantéridos, el Eobasileus tenía un aspecto similar a los rinocerontes. Destacaba por sus protuberancias óseas de la cabeza y los dos caninos curvos en la mandíbula superior. Apareció a finales del Eoceno y se han encontrado esqueletos en América del Norte. Debía medir unos tres metros de longitud y tendría una altura de 1’5 metros.
Arsinoitherium apareció a principios del Oligoceno encontrándose su distribución por Europa. Pertenece a la familia de los arsinotéridos y al orden de los embritópodos, los cuales no han podido ser encajados en ninguna parte del plan evolutivo. No es tarea fácil encontrarles antepasados ni descendientes.
Arsinotherium era herbívoro y también tenía el aspecto de un rinoceronte actual, pero sin relación taxonómica con ellos. A destacar sus dos cuernos cónicos y huecos unidos por su base.
















Amebelodon, Platybelodon y Deinotherium.

De finales del Mioceno y ubicado su hábitat en América del Norte, Amebelodon llegó a medir hasta tres metros de altura. Perteneciente al suborden de los elefantoideos, que incluye a tres familias: Los gonfotéridos y los mamútidos. Esta clase de animales eran los representantes típicos de la familia de los gonfotéricos, destacando como curiosidad sus extraños colmillos en forma de paletas. Era herbívoro ramoneador.
Parecido al anterior, Platybelodon vivía en Europa, Asia y África a finales del Mioceno también. Tenía los colmillos en forma de paletas al igual que Amebelodon, pero estas eran más anchas y más cortas y las debía utilizar igualmente para arrancar la vegetación acuática de los lagos y ríos poco profundos. Debía tener la misma altura que su homólogo americano, tres metros.
Deinotherium vivió en la transición del Mioceno al Pleistoceno en Europa, Asia y África. Perteneciente al suborden de los deinoteroideos, medía hasta cuatro metros de altura. Los deinoteiroideos eran una especie de elefantes enormes que destacaban porque sus colmillos estaban curvados hacia el suelo. Los científicos aun dudan sobre la
utilidad de estos colmillos.






Astrapotherium, Macrauchenia y Pyrotherium

La orden de los astrapoterios aparece a finales del Paleoceno en América. Algunos de ellos de caracterizaban por una pequeña trompa, como el Astrapotherium, que aparece entre el Oligoceno y el Mioceno en Argentina. Era de cuerpo bajo y de extremidades débiles. Sus pies eran pequeños y plantígrados. Podría parecerse a un hipopótamo y medía unos 2’5 metros de longitud.
El Macrauchenia vivió en Argentina durante el Pleistoceno. Su aspecto estrafalario era el de una camello con patas de rinoceronte, largo cuello y una trompa. Medía tres metros de longitud y era herbívoro.
Pyrotherium era oriundo también de Argentina y vivó a principios del Oligoceno. Los restos hallados dan una longitud de tres metros y su aspecto podría recordar al de un elefante sin trompa.




Palaeotherium e Hyracoterium:

Tanto uno como el otro son antepasados del caballo actual. Palaeotherium vivió a finales del eoceno y a principios del Oligoceno, situándose su hábitat en Europa. Su forma recuerda la de un tapir y posiblemente era ramoneador. Hasta la cruz medía 75 cms.
El Hyracotherium apareció a principios del Eoceno y su hábitat estaba distribuido por América del Norte, Europa y Asia. Era de pequeñas dimensiones, pues medía 20 centímetros hasta la cruz. El Hyracotherium tiene el honor de ser el primer équido conocido. Tanto él como el Palaeotherium tenían dedos (cuatro delante y tres detrás) en lugar de cascos como los caballos de hoy día.
















Embolotherium, Brontotherium y Moropus:

Embolotherium y Brontotherium pertenecen a la familia de los brontotéridos, de aspecto de rinocerontes.
Embolotherium surgió a principios del Oligoceno en Mongolia. Tenía una altura de 2’5 metros y ostenta las formas toscas y absurdas que desplegaron los últimos brontoterios. Era ramoneador.
Brontotherium era el equivalente del Embolotherium en América del Norte. Existió a principios del Oligoceno y también medía 2’5 metros de altura. Era mayor que u rinoceronte actual y ostentaba encima del hocico un cuerno en forma de “Y” también debió ser ramoneador de arbustos bajos.
El extraño Moropus pertenecía a la familia de los Calicotéridos, caracterizados por tener grandes garras en lugar de pezuñas. Estas garras les impedían desarrollar velocidad, por lo que los científicos piensan que sufría incapacidad para correr. Existió a principios del Mioceno y su ecosistema estaba situado en Norteamérica. Al principio se pensó que los primeros esqueletos eran de algún tipo de oso hormiguero.




Metamynodon, Indricotherium y Elasmotherium:

El Metamynodon perteneció al efímero grupo de los aminodóntidos. Su aspecto era parecido al de los hipopótamos.
Apareció entre finales del Eoceno y principios del Mioceno. Era un animal de costumbre acuáticas, al estilo de los hipopótamos. Su hábitat se extendía por América del Norte y Mongolia, teniendo una longitud de 4 metros. Es probable que el Metamynodon tuviera los labios prensiles.
El Indricotherium también es conocido con el nombre de Baluchiterium y es considerado como el animal terrestre más grande que se conoce: medía 8 metros de longitud y sólo el cráneo ya medía 1’3 metros. Su peso se estima en 30 toneladas, cuatro veces más que el peso de un elefante moderno. Su entorno se encontraba en Pakistán y China.
El Elasmotherium es un antepasado del rinoceronte actual y se extendió por Rusia y Siberia durante el Pleistoceno. Medía cinco metros de longitud y se adaptó perfectamente a los rigurosos climas de aquellas zonas durante aquel período. Este animal adolecía de incisivos y probablemente utilizara los labios para arrancar la hierba. Destacaba por su enorme cuerno de casi dos metros y por su densa capa de pelo que cubría la mayor parte de su cuerpo.



Hasta aquí la breve selección de estos extraños animales de curiosas formas. Hubo más, pero lo dejaremos para otro post, al igual que los dinosaurios más extraños. Hasta entonces espero que hayan disfrutado de esta incursión a un pasado poco conocido pero no por ello menos interesante.
Propicios días.
Gilgamesh.
Para ver las fotos grandes, hay que hacer clic en las imágenes.




lunes, 21 de diciembre de 2009

Pulpos. La inteligencia insospechada

Cuando uno piensa en la inteligencia, siempre imagina como súmmum total de la misma al hombre. Pero si hablamos de inteligencia animal, los primeros que nos vendrán a la mente son los perros, los chimpancés, los delfines o los caballos. Mas si vemos los enlaces de los videos que hay al final del post, veremos que podremos añadir otro animal más a la lista de animales inteligentes, y éste es el pulpo.
En esos vídeos alcanzaremos a ver unas pruebas realizadas a un pulpo en cautividad y que dan muestra de como resuelven los problemas estos animales. Sobretodo fijémonos en como abre un frasco para acceder a su interior y atrapar al pobre cangrejo que es su presa.
También podremos observar que tienen una versatilidad física impresionante. El hecho de carecer de esqueleto les facilita mucho las tareas de escapar de enojosos escondrijos o lugares angostos, como podemos ver el también en el vídeo. Además, utilizan esa característica para poder atrapar a presas ocultas en lugares casi inaccesibles.
En el segundo vídeo podremos observar la actuación curiosa de un pulpo en libertad. El animal en cuestión detecta enterrada la cáscara de un coco y desenterrándola, la utiliza para desplazarse por el lecho arenoso del mar. También la usa como refugio o como alguna especie de armadura.
Esta forma de actuar ha dejado asombrados a los científicos, que nunca habían visto en libertad a un pulpo haciendo uso de artefactos ajenos a él para diferentes usos.
Vean y disfruten de como utilizan su inteligencia estos feos pero simpáticos animales y saquen sus propias conclusiones sobre como definir la inteligencia.
Propicios días.
Gilgamesh.





domingo, 6 de diciembre de 2009

Los Evangelios del Diablo



Husmeando en mi biblioteca me he tropezado con un delicioso volumen titulado Los Evangelios del Diablo. Hace años que devoré esta joya del folklore popular y que en su momento me hizo reflexionar mucho sobre el carácter del mal y la figura del Maligno en el ambiente rústico.
En el libro no se trata de nada diabólico, aunque el personaje central sea el diablo en todas sus versiones. Se trata de una selección de relatos de la monumental obra de Claude Seignolle sobre las distintas formas de ver el diablo en Francia a través de los tiempos.
La obra está dividida en cuatro grupos llamados braseros, haciendo clara alusión a los cuatro evangelios sagrados y en ellos se recogen todos los relatos, mitos, historias y cuentos en los que el diablo es el protagonista en sus mil y una formas. Desde el más maléfico y perturbador, hasta el diablo más ingenuo.
Las formas en que se presentan las historias son muy irregulares y podemos encontrárnoslas a manera de proverbios, dichos, relatos moralizadores, cuentos etc. donde los sentimientos más puramente humanos, como el odio, o los celos entre otros, ahondan en una psicología apegada a las tradiciones paganas, nunca del todo superadas y muy enraizadas con la dualidad maniqueísta del cristianismo. Todo ello acrisolado en un entorno, el rural, donde la figura del Maligno y sus formas de aparición han dejado una huella indeleble en la cultura llana.
La atemporalidad de los relatos hace que estos sean valederos para cualquier situación en la versión de historia con moraleja, que al mismo tiempo se convierte en un delicioso cuento y que hoy día nos parece infantil, pero que encierra una manera de ver aquella dualidad en que una decisión siempre puede ser tomada desde diferentes puntos de vista, pero que se aconseja se tome de la mejor manera.
Resumiendo, el trabajo de este discípulo de Van Gennep, que comenzó a fraguar su obra en 1934, es un pequeño tesoro etnológico y folklórico que debería estar mucho más ponderado.
Su aparición en nuestras librerías fue en el lejano 1990, así que sería bueno una reedición completa esta vez de la obra de este excepcional autor.
Me gustaría transcribir algunos de esos relatos recogidos por Seignolle para que se puedan disfrutar de una “maléfica” y deliciosa lectura de una visión, en algunos casos no superada, del Señor de los Infiernos.
Los textos están extraídos de la obra publicada en 1990 por la editorial Crítica y su original en francés fue publicado en 1964.
He aquí algunas muestras:

Cuando el Diablo se Transforma en Cordero
Hace ya mucho tiempo, sucedía a veces que uno se encontraba un cordero negro apresado entre las zarzas. Sí le quitabas las zarzas de un lado, se enganchaba por el otro. Sí, tras ímprobos esfuerzos, lograbas soltarlo y querías hacerlo andar, no se aguantaba más que sobre dos patas y caía a cada paso. Te lo podías echar entonces al hombro y llevártelo a casa, pero, una vez allí, el cordero desaparecía no sin antes haberse burlado de ti.
--- ¡ Ja, Ja ...! ¡ Me has dado un buen paseo!
Una nueva jugarreta del diablo.


La Caja de los Diablillos
En una ocasión, un noble de la región de Lanouaille encargó a uno de sus sirvientes que le trajera ( no se nos dice de dónde) una cierta caja, recomendándole sobre todo que no la abriera.
El criado partió a caballo, recogió la caja misteriosa, la sujetó firmemente a su silla y regresó.
Pero llegado a Rezonsac, su curiosidad fue más fuerte que él. Detuvo su caballo y entreabrió la caja a fin de enterarse de lo que había en su interior. En mala hora lo hiciera, pues al punto escaparon de ella una multitud de diablillos que se pusieron a trepar por su cuerpo, derribándolo bajo su peso.
---- ¿Qué quieres que hagamos? ¿Qué quieres que hagamos? ---- gritaban, asfixiándole casi bajo su creciente número.
El criado vio su salvación en ordenarles que empedraran la calzada.
Inmediatamente los diablillos corrieron al río, cogieron piedras de su lecho y lanzándolas con todas sus fuerzas comenzaron a empedrar el camino de Rezonsac.
Como os podéis imaginar, nuestro pobre y curioso criado aprovechó la ocasión para huir a galope tendido. Pero, ¡Ay! Los diablillos trabajaban tan deprisa que no tardaron en alcanzar a caballo y jinete, de modo que a punto estuvo éste de morir lapidado.
Afortunadamente, el noble había visto volar las piedras desde lejos. Se apresuró a ir a Quatre-Routes de Bord al encuentro de su criado y allí, con u gesto, hizo entrar a todos los diablillos en su caja.
Pero ya el camino entre Rezonsac y Quatre-Routes de Bord había quedado sólidamente empedrado, tal como existe todavía en la actualidad.


Estiércol de Cura
Antiguamente, en el Franco Condado, los sacerdotes tenían un buen medio para disuadir al diablo de sus intenciones de hacer caer granizo. En el transcurso de la procesión de rogativas mandaban recoger guijarros redondos sobre los que se pegaban pequeñas cruces de cera. Estas piedras eran luego arrojadas por los campos. De forma un tanto irreverente se les llamaba “ estiércol de cura”.

Un Diablo Agradecido
En los alrededores de Grenoble, para hacer cesar la lluvia, se vertía una botella de aceite en un arroyo que se dirigiera al mar; el aceite no solamente iba al mar, sino también al infierno y servía para calmar por un instante las quemaduras del diablo que, en agradecimiento, hacía que el tiempo mejorara.

El Diablo es Mal Obrero
Debo hacer aquí un inciso para revelar que malas lenguas pretenden que el diablo es un obrero mediocre.
Un día, queriendo aprender un oficio, se dignó a seguir los consejos de un maestro albañil a fin de adquirir los conocimientos del oficio.
Pero el Maligno se mostraba más inocente que cualquier aprendiz. Cuando se le pedía el mortero, lo ponía en pequeños montones y lo ataba con una cuerda para transportarlo... Cuando hacía falta agua, la echaba en un canasto... Cuando se necesitaban ladrillos, los metía en un saco de papel... Cuando se levantaba un andamio, se quedaba allí aguantándolo todo el día con los brazos en lugar de colocar un madero.
De modo que todos hacían malvadas observaciones tales como: “ Se consiente demasiado al diablo” o “ un niño es más fuerte que él”
Tanto le mortificaron en aquella ocasión que salió huyendo y todavía debe estar corriendo.

El Perro Blanco
Una noche, cuando volvía a su casa tras haber estado bebiendo más de la cuenta, un hombre se encontró con un enorme perro blanco, que tumbado en el camino le cortaba el paso.
Le propinó unos violentos puntapiés con objeto de espantarlo y allí lo dejó tendido y rígido.
Llegó a su casa y ¿ qué diréis que oyó al andar por la habitación?... ¿Qué sintió trepar a su lecho y deslizarse entre las sábanas?... Otra vez el perro blanco, que lo apretó con fuerza entre sus patas.
Imaginaos la sorpresa de su mujer cuando al día siguiente por la mañana encontró a su marido arrebujado entre los brazos velludos de un gran diablo negro que lo había estrangulado...
El cura, al que se avisó con toda urgencia, tuvo considerables dificultades para expulsar al indeseable que parecía encontrarse muy a gusto en aquella cama.

La Yegua del Diablo
Un joven volvía por la noche de las fiestas de Thiviers cuando fue alcanzado en el camino por un hombre a caballo al que no había oído acercarse.
El desconocido le ofreció llevarle a la grupa de su montura, una hermosa y fogosa yegua. El muchacho, fatigado, aceptó el ofrecimiento y montó a horcajadas detrás del jinete.
El caballero no parecía charlatán y a menudo se detenía a escuchar. En un momento determinado, se oyó a un perro que ladraba como si lo estuvieran matando. El hombre hizo galopar a su yegua en esa dirección y llegaron a una casa aislada en la que se encontraba el perro; el jinete saltó a tierra y confió su montura al joven.
---- Me están llamando, espérame----- dijo y cuida de que no se escape el caballo.
Cuándo el hombre entró en la casa, la yegua comenzó a suspirar y, de repente, se lamento... ¡ Con voz de mujer!
---- A uno puedo llevar, pero los dos pesáis demasiado para mí.
Desconcertado, el joven saltó a tierra y creyendo que su imaginación le jugaba una mala pasada, se dirigió al animal dudando de sí mismo:
---- Vaya, vaya, hermosa yegua, he debido volverme loco... me ha parecido oírte hablar...
---- No ---- replicó la yegua----, has oído bien... Es una muchacha de Nontron que se vendió al diablo quien te ha conducido hasta aquí... ´Si no me crees, mira mis pezuñas.
El joven miró y vio que la yegua tenía unos hermosos pies de jovencita.
---- En tu lugar ---- añadió----, yo no me quedaría aquí. Precisamente el diablo tiene necesidad de un caballo fuerte para sacar estiércol de sus cuadras...
El joven huyó y, según últimas noticias, todavía sigue corriendo.

El Diablo Burlado por Bertrand
El diablo apostó con Bretrand una medida de luises de oro a ver quien era el primero en mostrar al otro un animal desconocido. Betrand estrechó la mano del diablo y cada cual partió por su lado en busca de algún fenómeno de la naturaleza.
Como se sabe, el diablo no se anda con escrúpulos, así que se apropió del primer chivo que encontró en su camino y, con ayuda de unos trapos, lo disfrazó de monstruo.
Pero no había contado con la indisciplina del animal y, al llevarle al lugar de la cita, se vio obligado a gritarle: “ Chivo, por aquí... chivo, por allá”. De modo que, desde lejos, fue oído por Bertrand.
--- ¿A que no sabes qué animal es este? --- le preguntó el diablo.
--- ¡Claro que sí! Es un chivo.
Por su parte, Bertrand no conseguía encontrar un animal desconocido que no pudiera ser adivinado por el diablo. De repente, se le ocurrió una idea. Hizo desnudarse a su mujer, la untó de miel de la cabeza a los pies, la hizo rodar sobre un montón de plumas y, para completar el conjunto, le colocó un ronzal y la llevó a cuatro patas a presencia del diablo.
Éste quedó perplejo, estrujándose vanamente el cerebro...
---- Sin duda es un ave --- dijo al fin---, una hermosa ave... ¿Pero, cuál? A decir verdad, jamás había visto un ave semejante, con una cola tan verde en esta estación...
Y, malhumorado por haber perdido la apuesta, se fue a toda prisa mientras Bernard contaba los luises de oro, sentado en la espalda de su mujer, que seguía a cuatro patas sin atreverse a hacer ningún movimiento y apretando bien el trasero por miedo a que se le escapara el puerro.

El Diablo y su Sirviente
Hace muchísimo tiempo, el diablo descendió sobre la tierra para jugar malas pasadas a las buenas gentes. Habitaba una gran propiedad y tenía un sirviente un poco tunante del que quería librarse. Un día le dijo:
---- Quiero que hagas entrar los bueyes que me pertenecen en el campo que se encuentra junto al castillo, pero sin abrir la puerta del cercado... Si mi orden no ha sido ejecutada a la puesta del sol, serás colgado...
--- ¿Puedo hacerlo de cualquier forma? ---- preguntó el servidor.
--- Como quieras.
Se comprenderá la inmensidad de la tarea en cuestión si se repara en que el rebaño era enorme y el cercado mínimo.
El empleado condujo los bueyes junto al cercado que estaba rodeado por una empalizada de cinco pies de altura y dio muerte a los animales, a los que cortó en pedazos, arrojando éstos por encima de la cerca.
----- El trabajo está hecho ---- dijo al diablo ----, Tus bueyes están dentro del cercado.

Hasta aquí unos cuantos de los cuentos e historias que sobre el diablo recopiló Claude Seignolle por los campos de Francia a principios del siglo XX, espero que las hayan disfrutado.
Propicios Días.
Gilgamesh.