domingo, 12 de julio de 2009

Mientras Duerme

Hoy otra historia. Esta vez podremos ver que, ante lo prohibido, a veces los principios no son suficientes y que todo queda en buenas intenciones.
Se trata de un episodio sobre una pareja en la que ella tiene problemas psicológicos acusados. Pero mejor leánla y disfrútenla. ¡Ah! Un aviso, es un poco subida de tono, así que si alguien es menor, que pase a otro blog.
Propicios días.
Gilgamesh


MIENTRAS DUERME

El teléfono sonó varias veces hasta que logró despertarme. Eran casi las dos de la madrugada del sábado y me sobresalté de tal modo que cogí el auricular tembloroso.
---- ¡Dígame!
---- ¿Axel? ---- sonó una voz ansiosa al otro lado del hilo.
---- ¿Marcela, eres tú?
---- Si, necesito que nos veamos. No puedo dormir y estoy angustiada.
---- ¿Sabes que hora es?
---- ¡Axel, por favor! Necesito que nos veamos.
---- Esta bien, paso a recogerte. En media hora estoy delante de tu casa.
---- ¿No puede ser en menos?
---- Marcela, quiero ducharme un momento para despejarme.
---- Bueno, te espero, no tardes.
---- Ok, hasta ahora.
Colgué furioso el auricular. Marcela era una chica con la que estaba saliendo y era muy ansiosa y depresiva. Había tenido problemas y aun no había sabido recuperarse. Era una bonita chica rubia, bajita y de ojos azules, muy afable y dulce excepto cuando le cogían aquellos ataques de ansiedad. Vivía en una habitación de un piso compartido y cuando tenía esos episodios (cosa que era a menudo) necesitaba estar al lado de alguien y consolarse. En este caso era conmigo, su chico, como ella misma decía. Por otra parte era lógico, pues era su pareja, para lo bueno como para lo malo.
Me duché en cinco minutos y me vestí, saliendo disparado a buscar a Marcela. Cuando llegué, ella estaba en el portal de donde vivía.
---- Marcela, ¿Por qué no me has esperado en el piso?
---- Es que no podía más Axel. No aguanto más esta situación.
---- Bueno, venga. Vamos a dar una vuelta.
La abracé por los hombros y empezamos a caminar sin rumbo. Me fue contando lo de siempre; los problemas, la soledad, etc. Necesitaba a alguien a su lado constantemente.
---- Creo, Marcela, que deberías ir al psicólogo de una vez por todas y...
---- ¿Crees que estoy loca?---- me interrumpió con un grito----¿Es eso, no? Estás conmigo por lástima. Esa pobre loquita que necesita cuidados...
---- ¡Basta, Marcela! Sabes a lo que me refiero. Tendrías que estar bajo control profesional y tomar medicamentos.
Marcela se echó a llorar desconsoladamente, balbuciendo cosas incoherentes. La atraje hacia mí y la abracé tiernamente. Aunque llevábamos saliendo sólo dos meses, me inspiraba ternura. Le di un beso en la frente y la apreté contra mi cuerpo.
---- No te lo has de tomar así. Nadie dice que estás loca, sino que tus nervios están muy debilitados y que deberías tomar un reforzante.
---- Noooo, no quiero tomar pastillas, ¿me oyes? No estoy loca y ni tú ni nadie me encerrará. Antes me mato, ¿lo oyes? Me quito la vida.
---- Deja de decir tonterías, Marcela, por favor.
---- ¿No me crees? Pues cuando me dejes, vas a ver si llego a mañana.
A mí ya me estaba entrando la desesperación. Esta vez había ido más allá. No se me ocurría que hacer para calmar su ansiedad.
---- Vamos a tomar un café. ---- le propuse--- A ver si así te sientes mejor.
Marcela asintió con la cabeza, enjuagándose las lágrimas de los ojos.
Tuvimos que caminar un buen rato hasta encontrar un bar abierto por aquella zona a esas horas. Finalmente hallamos uno que estaba lleno de gente. Nos sentamos en la barra, ya que era el único sitio donde había un lugar donde poder hacerse. Tras pedir dos cafés con leche, me giré a mirar a Marcela. Parecía que se había calmado un poco, al menos la llantera le había desaparecido.
---- ¿Cómo estás?
---- Igual, pero al menos me ha pasado el llanto. De veras Axel, yo no estoy loca es sólo que... ---- dejó la frase a medio terminar y se hundió en un mutismo peor que cualquier escena de gritos.
---- Marcela, nunca he pensado que estuvieses loca. Pero lo que sí es cierto es que tu ansiedad tiene unos niveles muy altos y que ya va siendo hora de que te vea un médico.
Sin decir nada y mirando al suelo, asintió con la cabeza quedamente. En ese instante llegaron los cafés.
---- Mira, tu café con leche. Tómatelo.
Haciendo caso omiso a los cafés, levantó sus ojos, otra vez encharcados en lágrimas:
---- Axel, de veras que hoy necesito estar contigo. No puedo pasar esta noche en aquella horrible habitación. Creo que haré una locura esta noche si vuelvo allí.
A mí ya me estaba dando angustia también.
---- Pero Marcela, a mi casa no podemos ir, está mi madre. ¿Qué le digo?
---- ¿Entonces que hago? ---- gritó de tal manera que todo el mundo en el bar calló y se volvieron a mirarnos.
---- Cálmate, Marcela, por Dios. No armes aquí y ahora un escándalo. Ya se nos ocurrirá algo, porque estar toda la noche dando vueltas como tontos por la calle tampoco me apetece.
---- Pues vayamos a casa de Alicia. ---- sugirió de pronto.
Alicia era una amiga común, de hecho por Alicia yo había conocido a Marcela. Además, vivía cerca de mi casa, eso si era una buena idea.
---- Pero, Marcela, cómo vas a llamar ahora a Alicia a decirle que vas para allí. No son horas. Una cosa es que me llames a mí, pero otra es que...
---- Es una amiga ---- me interrumpió con otro grito.
Eso fue la gota que colmó el vaso. Lo sentía por Alicia, pero la iba a llamar para que se hiciera cargo de su amiga. De todas formas las chicas se saben manejar mejor entre ellas en estos trances. Así que sin demora llamé a Alicia.
Cogí el móvil y tras unas señales de llamada, sonó la voz adormilada de Alicia:
---- ¿Diga...? ---- me faltó la decisión de responder durante unos segundos--- ¿Quién es?
Finalmente me lance:
---- ¿Alicia? Perdona, que te llame a estas horas y te despierte.
---- ¡Ah, Axel! ¡Tranquilo! ¿Sucede algo?
---- Sí, verás... No, bueno... Estoy con Marcela, que tiene uno de sus ataques de ansiedad nerviosa.
---- ¿Otra vez?
---- Y... Lo siento, no quiere pasar la noche en su habitación y ha sugerido que podría pasarla en tu casa.
Al otro lado escuché un ligero bufido de resignación.
---- Sí, dile que puede venir.
---- Entonces ahora vamos para allí.
---- Os espero, Axel.
---- Ok, no tardamos.
Cuando cerré el móvil, los ojos inquisitivos de Marcela se clavaron en mi.
---- Ha dicho que podemos ir.
---- Pues no tardemos. Estoy agotada.
Pagué las consumiciones al salir y cogimos un taxi en dirección a casa de Alicia.

**************
Alicia nos abrió la puerta y entramos.
---- Perdona la hora, Alicia, pero ya sabes que cuando Marcela se pone así, no hay quien la soporte -----le dije por lo bajo una vez hubimos traspasado el umbral de su casa. Alicia sonrió comprensivamente.
Marcela se había aposentado en el sofá y nos miraba desde allí, como en un lejano trono encima de las nubes.
---- ¿Qué murmuráis? ---- inquirió con tono agresivo.
---- Nada cielo. ----- respondió Alicia. Axel me estaba contando que no te encuentras muy bien.
---- Mentiras, seguro que te está diciendo que debo ir al loquero para que me encierren.
Alicia suspiró resignada y fue a sentarse con su amiga abrazándola.
---- Marcela, yo también estoy de acuerdo con Axel. Creo que deberías hacer que te visitara un médico.
Marcela se levantó de improviso como un resorte y se encaró con Alicia.
---- ¡Ves! ¿Tú también? ¿Por qué queréis hacerme creer que estoy loca? ---- gritó a voz en cuello.
---- Por favor, Marcela, creo que... ---- intervine yo.
---- Calla, Axel, por favor. Los locos sois vosotros. ---- seguía gritando.
Alicia me hizo un gesto de aquiescencia y se levantó a abrazar a Marcela.
---- Calma, Marcela, calma. Te voy a hacer un café con leche y te acuestas a descansar y verás que mañana lo ves todo de otro color.
Marcela pareció que se calmaba. Se sentó de nuevo en el sofá. Yo me senté junto a ella y le pasé el brazo por los hombros. Me lo sacó de malas maneras, así que no insistí más en ello.
---- Marcela, creo que no deberías ser así con nosotros. Sobretodo con Alicia.
---- Que sabes tú de lo mal que lo estoy pasando.
En ese momento decidí callarme hasta que volviera la pobre Alicia, que estaba haciendo café para Marcela. Instantes después venía ya con el café con leche listo.
---- Toma Marcela, bébetelo y te acuestas.
Marcela cogió la taza que le ofrecía su amiga y la miró con ojos de gratitud. Yo estaba de pie mirando como se lo tomaba. Alicia se puso a mi lado y parecíamos dos padres vigilando a su hija mientras se toma el desayuno. Cuando esta terminó entregó el tazón a su amiga.
---- ¿Me puedo acostar ya? ---- preguntó como una niña pequeña.
---- Claro, cielo. Voy a buscarte un pijama mío y ya podrás acostarte.
---- Vale.
Alicia desapareció en la sala de al lado y volvió al poco con un pijama para Marcela.
---- ¿Dónde voy a dormir?
---- En la cama de esa habitación, que es la que duerme mi hermano cuando viene a visitarme. ---- le señaló un cuarto a la derecha.
---- ¡Ah, sí! ¡El pobre Daniel! Hace tiempo que no lo veo---- respondió junto a un ostentoso bostezo--- Estoy agotada. He perdido casi las fuerzas. ---- continuó bostezando.
---- Increíble los beneficios del café y la leche tibia, hace nada que estaba histérica y ahora está mansa como un corderito y medio dormida. ---- susurré a nuestra amiga.
Alicia me hizo un gesto con la mano, como diciendo que no me preocupara por buscar un motivo.
---- Axel, ¿me ayudarás a poner el pijama?
---- Claro que sí pequeña. Vamos, que te ayudo ya.
---- ¿Quieres que venga yo también Marcela? ---- inquirió Alicia.
---- No, amiga, ahora que venga solo Axel, después entras tú a darme las buenas noches, ¿de acuerdo?
---- Muy bien.
Entré con ella en el cuarto y se sentó en la cama.
---- De verdad Axel, estoy avergonzada por como me he portado.
---- No te preocupes. Ahora lo importante es que descanses.
---- Ayúdame a desnudarme.
---- Sí.
Le desabotoné la blusa y se la saqué, quedándose en sujetador. Un bonito sujetador de encaje blanco muy sugerente. Después le desabroché el tejano.
---- Ponte un momento de pie, querida.
A duras penas se pudo poner de pie. Estaba como zombie. Le baje el pantalón hasta los pies y la senté. Una vez sentada se los acabé de sacar.
---- Axel, quítame la ropa interior, yo duermo solo con el pijama.
---- Muy bien, si así estás más cómoda.
---- Sí.
Me puse detrás de ella para buscar el gancho del sujetador. Que fácil es abrirlo cuando uno está relajado y tranquilo. Una vez lo hube sacado me dediqué a las braguitas. Puse mis dedos en los costados y tiré de ellas hasta sacárselas. Desnuda estaba espléndida. Tenia unos senos firmes y rotundos.
----Ahora te pondré el pijama.
---- ¿No me acaricias, Axel? ---- dijo entre otro gran bostezo.
---- No, ahora no, estamos en casa de Alicia y sería una descortesía por nuestra parte.
Así que la tumbé en la cama y empecé a ponerle los pantalones del pijama. Después le puse la chaquetilla y se la abroché.
---- Bueno, dile ahora a Alicia que pase.
Llamé a Alicia y esta entró con celeridad.
---- Gracias por atenderme, Alicia. Eres una buena amiga. Buenas noches. Tengo un sueño increíble.
---- Buenas noches, Marcela. Mañana te despertaré, ¿De acuerdo?
---- ¡Vale! Axel, dame un beso.
Le di un breve beso en los labios.
---- Hasta mañana, Marcela.
---- ¿Estarás aquí mañana?
---- No, yo me voy a mi casa ahora.
---- Noooo, por favor, quédate aquí esta noche. Y si me da la angustia de nuevo ¿qué pasará?
---- Marcela, no podemos molestar más a Alicia, ella tiene que dormir y, además, no hay más habitaciones.
----- Por favor, Alicia, dile que se quede hasta mañana. Lo necesito para dormir tranquila.
---- Axel, por mí, si quieres quedarte lo puedes hacer, te preparo el sofá y duermes ahí.
---- Pero es que... ---- intenté protestar.
---- Axel, por el amor de Dios te lo pido. Sólo es un favor, quédate hasta mañana aquí.
---- ¿De veras no te importa, Alicia?
---- Tranquilo, Axel. Puedes quedarte sin problema.
---- Gracias Alicia. ---- casi gritó Marcela.
---- Bueno, pues me quedaré. Gracias Alicia por todo.
---- No te preocupes.
---- Ahora nos vamos a acostar nosotros, Marcela. Voy a apagar la luz para que duermas ya. --- le dijo Alicia.
---- ¡Buenas noches a los dos!
Alicia cerró y en breves instantes ya estábamos escuchando los ligeros ronquidos de Marcela.
---- Bueno, se quedó por fin tranquila y durmiendo. Yo no tengo sueño. ---- manifestó Alicia.
---- Yo tampoco.
---- ¿Te apetece tomar un café, o algo?
---- Pues una cerveza, si tienes.
---- Sí, claro. Yo me tomaré otra contigo.
Alicia sirvió las bebidas y nos sentamos en el sofá.
---- No entiendo ---- empecé yo---- cómo ha podido quedarse tan pronto dormida.
---- ¿Te puedo contar un secreto?
---- ¡Claro!.
---- En el café con leche le disolví un somnífero. Es inocuo, pero efectivo.
Sonreí a Alicia con admiración.
---- Eres un genio. Le has hecho un favor a ella y a nosotros.
---- La pobre lo necesitaba, mañana estará como nueva. Dormirá profundamente hasta el mediodía de mañana, seguramente.
---- ¡Qué bueno! Entonces, creo que no hará falta que me quede. Acabo de tomarme la cerveza y me marcho.
---- No hace falta, Axel. Te puedes quedar, a mí no me importa.
Miré fijamente a Alicia y le sonreí. No me había dado cuenta hasta ese momento de lo bella que estaba. Lucía un salto de cama corto, debajo de una bata ligera, que dejaba ver unas piernas largas y morenas. Estaba muy atractiva, la verdad. Alicia era más alta que Marcela y tenia una atractiva media melena de pelo ondulado. El color de ese cabello era negro como el azabache y el tono de su piel era de un delicioso dorado que hacía que uno deseara acariciarla.
---- Gracias, Alicia, porque de veras, ahora me da una pereza irme a casa...
---- Quédate tranquilo. Así también me haces compañía a mí. Desde que cambié de trabajo, no he encontrado el momento de salir con mis amigas o de estar con nadie. Tengo un horario demasiado esclavo. Así, si no te importa charlamos un rato y me acompañas hasta que nos acostemos.
---- Descuida, Alicia. Te acompaño con mucho gusto. ---- dije mirándole las bonitas piernas. Ella se percató y se las tapó con la bata.
---- Hace un poco de frío, ¿no? ---- disimuló.
---- Bueno, yo no lo tengo, pero quizá si esté refrescando, estamos en octubre.
---- ¿Te importa si me acerco a ti para que me des calor?
---- En absoluto.
Alicia se reacomodó y se sentó muy pegada a mi lado. Podía sentir su calor corporal y el aroma de su cabello.
Estuvimos charlando un rato sobre Marcela. De repente le volví a preguntar si se seguía teniendo frío.
---- No, aun tengo ligeros escalofríos.
---- Eso no es nada. ---- respondí y uní a mis palabras el gesto de pasarle el brazo por el hombro. Alicia no protestó y lo aceptó.
---- ¿Mejor así?
---- Mucho mejor, Axel. ¿Sabes? Se esta muy bien a tu lado.
---- Gracias. Al tuyo yo estoy en la gloria.
Me miró fijamente a los ojos y sonrió de una manera encantadora. Después su mirada instintivamente bajó a mis labios. Yo entendí el mensaje y sin darme cuenta lancé mi boca en busca de la suya. Aunque Alicia aceptó el ligero roce de mis labios con los suyos, me lo recriminó.
---- ¿Por qué lo has hecho? ---- me interpeló.
---- No lo sé. Quizá porque estoy bien a tu lado.
---- Y yo al tuyo.
La mire de nuevo, su mirada era brillante. Me volví a atrever y la besé de nuevo. Esta vez no aparté los labios rápidamente y ella aceptó de nuevo la caricia. Entonces me volví más atrevido e intenté penetrar con mi lengua en su boca, buscando un combate singular con la suya. Alicia aceptó el reto y abrió los labios, finalmente nuestras lenguas se encontraron y se enzarzaron en una lucha sin cuartel. Aquel combate fue subiendo de tono y los besos pasaron a ser el preludio de caricias más intimas. Intenté llevar mis manos hasta los senos, pero ella me la rechazó suavemente.
---- No sigas, Axel. Creo que sería una equivocación continuar.
---- Creía que a ti también te apetecía.
---- Pues claro, pero pienso en Marcela, sería una traición por mi parte. Y por la tuya.
Muchas veces he tenido relaciones mientras estaba con pareja, pero siempre había sido con personas ajenas al entorno de la chica con la que salía. Ahora era diferente, y aunque para mí, la fidelidad no significa nada, la amistad es sagrada. Así que obedecí los ruegos de Alicia.
---- Tienes razón, Alicia. Ha sido una imprudencia por mi parte.
---- No seas así, Axel, que yo también he puesto mi granito de arena. Tan irresponsable he sido yo como tú.
---- Sí, pero tu granito ha sido muy dulce y gratificante.
---- La verdad es que a mí me ha gustado, Axel. --- confesó.
---- A mí también, Alicia. Eres una mujer muy atractiva y no pude sustraerme a tus encantos.
Me pareció percibir cierto arrebolamiento en las mejillas de Alicia.
Apuré mi cerveza y Alicia me ofreció una más, la cual aceptaría si ella me acompañaba con otra. Así lo hizo y entre trago y trago seguimos charlando de nimiedades. Yo no podía dejar de pensar en lo que había hecho antes, y aunque me quería mantener fiel a lo que había prometido, lo cierto es que ahora sentía una especial atracción por Alicia.
---- Alicia....
---- Dime.
---- ¿Sabes? No me saco de la cabeza lo que ha pasado antes... entre nosotros.
---- Tranquilo, nadie lo sabrá. Olvídalo y ya está.
---- Es que ese es el problema, no puedo ni quiero olvidarlo. Necesito hacerlo de nuevo.
---- Axel, por favor... No me hagas sentir mal, y no me obligues a hacer algo que no está bien.
---- Ante todo, Alicia no quisiera que pensaras que te obligo. Sólo es que no puedo quitármelo de la cabeza.
Alicia se quedó unos instantes escudriñándome. Finalmente confesó:
---- Yo tampoco, Axel. Y la verdad es que repetiría, pero pienso en la pobre Marcela y en el daño que le haríamos y eso me basta para refrenar mis impulsos.
Bajé la cabeza resignado. Todo había sido una mera ilusión.
--- ¿Sabes? Mejor será que nos acostemos ya, casi van a ser las cinco. ---- propuse.
---- Si deberíamos hacerlo, ya es tarde.
Me encaré con Alicia y la miré de hito en hito. Ella aguantó mi mirada.
--- Axel... creo que....
No la dejé terminar, me abalancé sobre ella y volví a besarla, esta vez directamente buscando su lengua. Alicia salió derrotada al primer embate. No me rechazó y nuestras bocas se unieron en un infinito beso. Finalmente la antorcha ya se había encendido y ahora el fuego nos consumía. Mi mano bajó hacia sus senos. Esta vez el éxito fue total, mi mano abrazó uno de aquellos objetos de deseo por encima del salto de cama y lo acarició con ansiedad. Pasé de un seno a otro, hasta que mi atrevimiento me llevó a buscar el seno desnudo. Lo hallé sin problemas y me llené la mano con su textura.
---- Para Axel, por favor.
Me volvió a desarmar, esta vez si que ya se había terminado el asunto, pensé para mis adentros.
---- Lo siento... ----- me disculpé.
---- No es lo que crees, Axel. Solo quiero pedirte que continuemos, pero en mi habitación, en la cama.
Un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo; era más de lo que podía haber esperado.
---- ¿En tu cama? ---- inquirí como un bobo.
---- Si, no quiero que algún ruido despierte a Marcela y nos pille.
---- Tienes razón, Alicia. ¡Vamos!
---- Pero te he de poner una condición, y es que sea la última vez que pasa... al menos mientras estés con Marcela.
Reflexioné unos instantes y me pareció justo lo que me pedía Alicia.
---- De acuerdo, haremos como si nunca hubiera pasado nada, ¿ok?
---- Vamos, Axel no tardemos.--- rió pícaramente---- además ya tengo ganas.
---- Sí, hagámoslo.

****************
Una vez hubimos finalizado, sudorosos, ella se dejó caer encima de mí y nos abrazamos
felices y cansados. Pasamos así un rato, hasta que vi la hora en el reloj de la mesilla,
eran casi las seis y media.
---- Creo que deberíamos acostarnos a dormir, Alicia.
---- No, estoy muy a gusto así.
---- Pero Marcela puede despertarse y entonces...
---- Entonces asumimos lo que hemos hecho... ---- dijo con una sonrisa que no me gustó nada.
---- ¿Qué quieres decir, Alicia?
---- Pues que aceptemos lo que hemos hecho y nos enfrentemos a Marcela.
---- A ella podría darle un infarto de la rabia, con esa crisis de ansiedad que sufre.
Alicia me miró a los ojos y volvió a sonreír de forma maligna.
---- ¿Tienes miedo, Axel? ¿Eres de aquellos que hacen las cosas sin asumir sus
responsabilidades? Creo que deberías ser más hombre y atenerte a las consecuencias de tus
hechos. ---- sentenció.
Todo lo bien que lo había pasado se me olvidó de repente. Nunca imaginé ese golpe bajo por
parte de Alicia.
--- O ¿acaso crees que soy una cosa que se toma, se usa y después se puede dejar tirada en
cualquier sitio?
¡Madre mía, en la que me había metido!
---- ¡No! ¡Claro que no! Pero nunca imaginé que querrías implicarte sentimentalmente.
---- Axel, a muchas mujeres les gusta el sexo sin más, a otras nos gusta el sexo con la
persona que nos atrae.
---- ¿ Y quieres que deje a Marcela por ti?
---- Me he acostado contigo, no creo que haya sido muy decente y legal hacerlo a espaldas de
Marcela y hacer como si no hubiese pasado nada.
---- Pero justo esa es la postura que dijimos que tomaríamos. Hacer como si no hubiera
pasado nada. Es más, me pusiste como condición que no lo repetiríamos mientras estuviese con
Marcela.
---- Pero ¿y yo? ¿ Cómo crees que me siento yo? Me he acostado con el novio de mi amiga,
me he entregado a él sin nada a cambio, como un objeto de usar y tirar. ¿Mis sentimientos no
cuentan?
---- Alicia, prefiero no entrar en valoraciones. No sólo he sido yo. Tu no me permitiste que
marchara porque, a buen seguro, también tenías en mente que algo podría pasar entre
nosotros. Incluso cuando te di el primer beso, te hiciste partícipe de la responsabilidad.
Calló y bajó la cabeza. Estuvo unos instantes así.
---- Axel, ¿Tu quieres a Marcela?
Me tomó por sorpresa la pregunta. Reflexioné un momento antes de dar respuesta a la
cuestión.
---- No, Alicia, no quiero a Marcela.
---- Entonces, ¿Por qué estás con ella?
---- Pues porque nos estamos conociendo, nada me ata de verdad a Marcela. Podríamos dejarlo
en cualquier momento.
---- Pues ella se hace muchas ilusiones contigo.
---- ¡Dios mío! -----exclamé.
---- ¿No se lo has notado nunca o te ha dicho nada jamás?
---- ¡No, por los dioses, no! Es muy pronto para pensar en querer a nadie en dos meses.
---- Bueno, eso según el color con que se mire.
Estaba atrapado en un torbellino de sentimientos encontrados. Por fin tomé una decisión.
---- Alicia, terminaré mi relación con Marcela.
A Alicia se le iluminaron los ojos y me percaté de ello.
---- Pero no es por lo que ha pasado esta noche. Si no porque no quiero hacerle daño a
Marcela. No quiero que tenga ilusiones y tener que rompérselas a posteriori.
---- ¿Estás seguro de tu decisión, Axel?
---- Completamente.
---- Y ¿Respecto a mí? ---- preguntó agachando la cabeza y mirando hacia las sábanas.
---- Alicia, Yo te he gustado siempre, ¿verdad?
---- Sí. ----- respondió quedamente.
Miré a Alicia con ternura. Al fin y al cabo solo quería luchar por algo que alguien le robó.
Porque desde que conocí a Alicia, siempre habíamos estado muy unidos como amigos. A mí ella
siempre me había gustado, pero nunca observé el más mínimo interés por su parte. La verdad
es que siempre ocultó sus sentimientos y cuando Marcela me conoció, se interesó prestamente
y quiso que Alicia lo amañara todo para poder salir juntos. Así le fastidió los planes a
Alicia. Ella calló y lo planeó todo para que Marcela se quedase conmigo. Ahora sentía
lástima de la pobre Alicia. Le acaricié el cabello y ella alzó la cara, tenía los ojos
húmedos. Sentí una infinita ternura por aquella chica que había tenido que esconder sus
sentimientos hacia a mí por timidez.
---- Alicia, ¿de verdad quieres que Marcela no pillé juntos?
Negó con la cabeza, bajándola de nuevo. Le tome la barbilla para poder mirarle a los ojos.
Le sonreí y le di un beso en los labios. Un beso que esta vez sellaba un pacto tácito con
ella.
---- Alicia, voy a romper con Marcela, pero esta vez lo haré por ti. Quiero estar contigo.
Con Marcela no le veo futuro. Además, si no quiere ponerse en manos médicas acabará mal, y
no quiero hacerme responsable de sus ansiedades. Te elijo a ti, Alicia.
Entonces se le iluminaron los ojos y se enjuagó las lágrimas que pugnaban por salir. Sonrió
como nunca antes la había visto sonreír. Nos abrazamos y nos besamos largo rato, hasta que
volvimos a hacer el amor una vez más. Después, abrazados y mirando el techo, le dije:
---- Te prometí que no lo repetiríamos mientras estuviese con Marcela, y lo he cumplido.
Ahora estoy contigo Alicia, eres tú mi chica.
---- Axel, yo ya hace tiempo que te quiero. Si no, por que crees que traicioné a una amiga,
porque sabía que tu no la querías y que la relación estaba más muerta que viva.
---- Ciertamente, Alicia y, además, creo que has removido algo en mi interior y que hace que
sienta cosas muy especiales hacia ti.
Alicia se me abrazó mas fuerte y sonriendo me dijo que me quería.
---- Ahora el problema será decírselo a Marcela.
---- Deja eso en mis manos ---- exclamé --- Será duro, pero es mi obligación. Ahora volvamos a
hacer el amor Alicia, mientras aun es pronto y ella duerme.



FIN